jueves, 29 de septiembre de 2011

Promesas.

Una vez le prometí algo a la persona más importante de mi vida, algo que no he cumplido, algo que no podré cumplir. Prometí estar toda mi vida a su lado, prometí pasar el tiempo que me queda junto a ella.
Daría lo que fuera por volver a tener la oportunidad de cumplirlo, de acompañarla en todo momento, bueno o malo, de poder verla despertar cada mañana y ver como duerme cada noche, pero ya no podré hacerlo nunca más, no podré jamás disfrutar de su mirada, de su sonrisa, de su forma de ser.

También prometí que iba a hacerla feliz, que iba a cuidarla siempre, que nunca dejaría de preocuparme por ella y eso, cueste lo que cueste, aunque me cueste la vida, lo haré, por el simple hecho de que si ella no es feliz yo nunca podré serlo, y si no está bien, yo tampoco.

Hubo un tiempo en que era feliz conmigo, pero rompí ese momento comportándome como alguien que no soy, como alguien que no me gustaría ser, rompiendo su felicidad y la mia.
Haré lo que haga falta para que algún día pueda encontrar la felicidad, que yo no supe darla, aunque tenga que alejarme de ella para que no vuelva a verme, aunque tenga que dejar de sentarme en su parque, aunque tenga que desaparecer de su vida.

Sé perfectamente que ya no tengo nada que hacer, que ya no voy a fomar parte de su vida, pero la verdad es que es en lo último que pienso, porque quiero que conserve esa sonrisa que tantas alegrías me ha dado, quiero que jamás pierda lo que más la caracteriza, su alegría.

"La felicidad humana generalmente no se logra con grandes golpes de suerte, que pueden ocurrir pocas veces, sino con pequeñas cosas que ocurren todos los días."

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